My Cowboy- Capítulo 3




-Por el poder que me ha sido conferido, yo los declaro esposos.

Hyukjae se quedó mirando al juez Choi y después tragó saliva. Casado. Casi sin poder creérselo, bajó la mirada y vio la mano de Donghae en la suya. Tenía los dedos helados y entrelazados con los suyos y el aro de oro lo señalaba como su esposo.

Su esposo.

Una de las testigos, la encargada de la recepción del juzgado, con aspecto de abuela, le sonrió alegremente y la otra testigo, una morena delgada y larga como poste de teléfono se los quedó mirando con la misma expresión de un ternero.

Las paredes del juzgado parecieron encoger de pronto

-No va a besar al novio?- le preguntó el juez, mirándolo por encima de la montura de la gafas.

¿Besar al novio? ¡Maldita sea! ¡Si sentía como un crío en su primera cita! Hyukjae miró a Donghae, que tenia la mirada clavada en su pecho. El traje que llevaba era bastante formal, diseñado para transmitir la sensación de confianza, de éxito. Una buena elección. Al fin y al cabo aquello no era más que una transacción de negocios. Una fusión, por así decirlo de alguna manera. Incluso él había sacado del armario su único traje para la ocasión. Entonces, si todo aquello no era mas que negocios, ¿por qué estaba preguntando si bajo aquel exterior tan digno de Donghae habría una piel suave y caliente?



Donghae tenía la mirada clavada en los diminutos lunares de su corbata. Estaba hecho un manojo de nervios, y que Hyukjae dudase en besarlo estaba poniéndolo aun peor. Durante los tres días que habían tenido que esperar para conseguir la licencia matrimonial, se había pasado el tiempo entre intentando encontrar la forma de decirle que había cambiado de opinión, y preocupándose porque el que hubiera cambiado de opinión hubiera sido él.

Cuando aquella mañana lo había visto aparecer delante del juzgado, a la hora en punto, hasta se había sorprendido, pero no tanto cuando le había puesto un anillo en el dedo hacía tan solo un instante. El gesto le había llegado al corazón, y también le había hecho sentirse incomodo, porque él no le había comprado anillo a él.

El traje lo había sorprendido, se parecía a cualquiera de los ejecutivos que había conocido y no a un vaquero que se gane la vida en un trabajo físico y duro. Aunque porque negarlo estaba muy guapo, aunque la verdad le gustaba verlo mas en jeans.

El juez carraspeó

-He dicho que puede besar al novio.

-Ah…ah si - murmuro Hyukjae, y se volvió hacia él, lo sujeto por los brazos y se acercó.
El corazón le golpeaba furioso, el pecho y el estomago le dio un vuelco.

“Dios mio, ahora no!” gimió Donghae, sujetándose el estomago, y su mirada de terror detuvo a Hyukjae.

-¿Tienen baño aquí?- le pregunto al juez pálido y con los ojos desmesuradamente abiertos.

El hombre se limito a señalar una puerta que había a su espalda, y Donghae salio corriendo con una mano en la boca. Todos los ojos se quedaron mirando la puerta de baño. El juez miro a Hyukjae arqueando las cejas.

-Se pone así por las mañanas - explicó Hyukjae- el medico le ha dicho que se le pasara en un par de semanas.

Antes de que el juez pudiese contestar Donghae salio del baño con la cara roja.

-Perdón- murmuró

-Vamos a que te de un poco el aire, cariño -Hyukjae lo tomo del brazo y sonrío a las testigos que lo miraban boquiabiertas- Señor juez -dijo extendiendo una mano- le agradezco que no haya hecho un hueco con tanta rapidez.

El juez asintió y le estrecho la mano

-Espero que se le pase pronto y coma saludable para que los siguientes meses sean mas tranquilos.

Donghae se lo quedo mirando atónito, pero antes de que pudiera decir algo, Hyukjae lo saco del juzgado

-Pero, ¿ que es lo que le has dicho?

-¿Que le he dicho? Nada.

-Y porque será que no te creo -le pregunto, cruzándose de brazos.

-¿Y esa es forma de comenzar nuestro matrimonio Sr. Lee? ¿Dudando de la palabra de su esposo?-dijo sonriendo.

Sr. Lee. Había estado tan preocupado por otro montón de cosas que se había olvidado del pequeño detalle del cambio de nombre. Ahora era Lee Donghae. Hyukjae noto que su cara cambio de color

-¿Que te pasa Donghae? No estarás….

-¿Que?

-Embarazado

-NO!!... claro que no.

-¿Entonces que te ha pasado ahí dentro? No es exactamente un cumplido que mi novio tenga que ir al baño casi sin acabar la ceremonia.

-Yo…lo siento- dijo sintiendo como el rubor le subía por el cuello- a veces cuando me pongo nervioso… el estomago se me revuelve con facilidad.

Hyukjae se lo quedo mirando con expresión pensativa

-Desde cuando no comes nada?

-He tomado café esta mañana y…

-Lo que me imaginaba, y cuanto has dormido mientras esperábamos que la licencia estuviera lista?

Dormir? Intento recordar. Una cabeza aquí y allá.

-Hyukjae, de verdad, no se que…

-Vamos -dijo y tiro de él- hay una cafetería aquí mismo; voy a darte de comer primero y después a meterte en la cama.

¡En la cama! Donghae clavo los pies en el suelo.

-Tenemos un acuerdo Hyukjae -intento soltarse de él, pero Hyukjae lo sujetó con mas fuerzas- solo porque este cansado y no pueda pensar con claridad, no quiere decir que puedas cambiar las cosas cuando te plazca -espetó, pero al mirarlo, se dio cuenta de que tenia mas marcadas las pequeñas arrugas alrededor de los ojos. Debía estar tan cansado como el.

-Joven de poca fe -suspiró y acercándolo a él le hizo levantar la barbilla- Donghae cariño -le dijo en voz baja- Si llegamos a meternos bajo las sabanas juntos, ten por seguro que no será cuando estemos tan cansados que no podamos hacer nada -un escalofríos le recorrió a Donghae la espalda cuando le recorrió la línea de la mandíbula- y puedes apostar lo que quieras que no pienso arrastrarte gritado y pataleando.

Donghae se quedo sin palabras y mientras él lo conducía el restaurante se pregunto si de verdad sabia donde se había metido.



Estaba oscuro cuando despertó. Desorientado, parpadeo varias veces intentando recordar donde estaba y volvió a cerrar los ojos cuando lo recordó todo, la boda, la comida un tanto extraña con Hyukjae, su preocupación tan amable de llevarlo de vuelta al hotel e insistir en que se metiera en la cama. La verdad que su tono era más paternal que otra cosa, y no había podido resistirse ni a sus ojos ni a su sonrisa.

¿Pero porque estaría todo tan oscuro? Hyukjae debía haber recorrido las cortinas de plástico para que no pasara la luz. A tientas buscó el despertador de la mesita de noche.

!Las ocho!

¡Llevaba siete horas durmiendo! Donghae se llevó las manos por el pelo revuelto y bajo las piernas de la cama. Sabía que el nerviosismo de los preparativos y la boda habían hecho mella en él, pero jamás dormía hasta el medio día. Había tenido la intención de descansa una o dos horas y después hacer las maletas para estar preparado para cuando Hyukjae volviese del Rancho Pohang con sus caballos. Tenían unas tres horas de camino y podrían haber llegado antes del anochecer, ¿porque no lo había despertado?

De pronto, un escalofríos, será que no iba a volver. Tomo la almohada y la abrazó, y esperó un momento antes de levantarse y dirigirse a la ventana para ver hacia el aparcamiento. Su camioneta esta aparcada junto a la suya, con un carrito de transporte de caballos, cerró los ojos y suspiró.

-¿Que creías…- se dio la vuelta al oír la voz de Hyukjae- que había salido huyendo después de la boda?

-¡Hyukjae! Me has dado un susto de muerte.

Su forma no era más que una sombra en la esquina de la habitación sentado en un sillón. Cuando se levantó para acercarse, Donghae se resistió al deseo de retroceder. Había vuelto a ponerse sus vaqueros y una camisa limpia.

-No has contestado a mi pregunta

-Bueno… la verdad es que se me ha pasado por la mente

Donghae fue a encender la luz, pero él le sujetó el brazo y con la otra mano le quitó la almohada tirándola sobre la cama. Sabia que debería estar asustado, estaban los dos solos en ese cuarto de hotel, pero no era así.

-La verdad es que lo he pensado -le dijo, tomándole la mano- te mentiría si no admitiese que este matrimonio me asusta.

Hyukjae vio la sorpresa en los ojos somnolientos de Donghae. La luz del aparcamiento lo iluminaba y por un instante miró sus manos entrelazadas, que piel tan suave tenía. La luz se reflejó en las alianzas que pareció hacerle un guiño.

Había estado a punto de marcharse. Después de recoger sus cosas se había sentido mas libre de lo que se había sentido en mucho tiempo, y la tentación de tomar la carretera hacia el norte de vuelta a su ciudad natal había sido fuerte.

Pero entonces había recordado a Donghae, durmiendo en el hotel confiado, esperándolo y había dado vuelta.

-Aún puedes cambiar de opinión -le dijo él- no voy a retenerte en este… acuerdo si tu no quieres.

Su voz, profunda y seductora lo envolvió. Ahí estaba, preguntándole si confiaba en él cuando ni siquiera él mismo lo hacia.

-Tenemos un trato, socio - dijo y lo soltó para encender la luz. Verlo con el cabello revuelto, la polera arrugada y los pantalones desabotonados le puso un nudo en la garganta- Ya no podemos echarnos atrás. ¿Cómo es ese refrán…? Nosotros hemos hecho la cama, así que no tenemos más remedio que acostarnos en ella.

-Figurativamente hablando, claro.

-Claro.

-Hyukjae…quiero darte las gracias por el anillo no lo esperaba.

La dulzura de su mirada le hizo tragar saliva y se encogió de hombros

-No queremos que la gente murmure ¿verdad?

Donghae se echó a reir

-Me temo que eso no podremos evitarlo, aunque también es mejor no echarle leña al fuego.
Pero se que mañana antes de que acabe el día tendremos un incendio.

Los dos sonrieron

-¿Por qué no me has despertado? Podríamos estar en casa.

En casa. Era una palabra a la que él no estaba acostumbrado, y se asomo a la ventana para ver su camión.

-Ni una explosión te hubiera despertado Donghae. Al entrar hice tanto ruido que tu ni te moviste.- dijo y volvió a darse vuelta- También he tenido un día muy largo, y me gustaría comer algo y dormir un rato. Ya he dicho en recepción que nos quedaremos por esta noche. Mañana temprano nos iremos.

¿Mañana por la mañana? ¿Dormir en la misma habitación? Donghae miró la cama de matrimonio primero y después a Hyukjae.

-Eh … bueno de acuerdo. Ya yo he dormido bastante, así que si quieres puedes usar la cama- dijo y se rasco la nuca por el nervio- Yo leeré un libro o algo así en el sillón.

Hacia mucho que no estaba con una persona que se sonrojara y le resultaba encantador y provocativo y el echo de que le ofreciera la cama era igualmente encantador. Miró las sabanas revueltas y se lo imaginó tumbado, vestido solo con lo mínimo, y la sangre se le convirtió en fuego. Aunque aceptara la oferta, en esa cama no podría ni pegar el ojo. Oler su aroma y saber que estaba cerca, dormir seria lo ultimo en lo que pensaría.

-Gracias por la oferta -dijo e hizo un gesto hacia camión- Tendré que atar los caballos detrás del hotel, así que tendré que dormir en el camión.

Donghae se acerco a la ventana.

-Podríamos haberlos recogido en la mañana

-Bueno digamos que mi antiguo jefe estaba… perturbado por mi marcha tan repentina, y ha sido muy claro sobre donde podríamos irnos mis animales y yo.

Hyukjae no mencionó, que lo que había enfurecido a su antiguo jefe era que él había roto todos los látigos que había en el rancho Pohang. La pena era no haberle roto al él alguno en la cabeza.

-Será mejor que comamos algo antes de volver a meternos en la cama -miro a hacia su pijama- Literalmente hablando claro.

-Me parece que lo único que has hecho desde que nos casamos ha sido darme de comer Sr. Lee. A este paso engordaré

Donghae se calzó se aliso un poco la ropa mientras Hyukjae pensaba que darle de comer no era único que le hubiera querido hacer. Pero un trato es un trato, se dijo mientras se ponía una chaqueta.
Al menos, siguió pensando mientras caminaban, un trato es un trato hasta que las dos partes decidan dejar de hacerlo.


A la mañana siguiente, Donghae recogió sus cosas mientras Hyukjae se duchaba. Después de pasarse la noche casi sin dormir preocupándose como explicar un matrimonio tan repentino, estaba cansado, ansioso e irritable. Desde luego ya sabía que tendría que pensar en alguna historia para explicar de donde había sacado un esposo, pero ahora que lo tenía parece haber quedado sin palabras

-¿Y donde se conocieron?- se pregunto en voz alta, fingiendo ser uno de sus trabajadores del rancho.

Buena pregunta. Todo el mundo creía que estaba en otra parte del país en un asunto de negocios.

-En una subasta.

Eso parecía creíble, sobre todo teniendo en cuenta que Shingho había despedido a su último entrenador. Era normal que él quisiera conocer a alguno, pero casarse con él era algo muy distinto. Mejor es dar respuestas cortas, así el riesgo de meter la pata seria menor.

-¿Se casaron conociéndose solo por cuatro días?- volvió a preguntarse

-Ha sido amor a primera vista -se contestó- no pudimos evitarlo.

Si claro, después van y se lo creen. ¿Cómo haría con aquel enredo? Iba ser evidente que no estaban enamorados.

Lo único que agradecía era que Shingho iba a quedarse fuera por otra semana. Sabía que se pasaría por el rancho de vuelta a su casa, un chalé de última moda al cual se había mudado después de su tercer divorcio. No sabia como iba a reaccionar ante el matrimonio, pero sabia que no iba se de buena manera. Miró la puerta del baño y oyó el agua correr, y una imagen del agua corriendo sobre unos brazos bien definidos paso por sus ojos.

Se sentía atraído por Hyukjae, pero quien no lo estaría? Pero tener algo mas allá del acuerdo estaba fuera de las posibilidades. Estaba encantado con su independencia, no tener que dar explicaciones. Podía perderse fácilmente en una relación y pensar con el corazón o con el cuerpo y no con la cabeza. Su rancho estaba en juego y era todo lo que importaba.

Además Hyukjae se iría en un año y él Donghae no era del tipo que tienen un romance tras otro. Había tenido muchas ofertas después de la muerte de Kibum, incluso antes del accidente, pero él no quería complicaciones. Al menos hasta que el rancho no volviese a funcionar en condiciones. Ya tendría tiempo de pensar en matrimonio e hijos, esa idea le hizo sonreir. Un rancho como Mokpo merece un montón de niños.

Mientras tanto Hyukjae y él podrían llevar una buena relación durante ese periodo de tiempo. Ser amigos. No estaba dispuesto a permitir que la atracción que sentía por él interfiriera en sus planes. Ya se las arreglaría para evitarlo durante ese año. Un año se pasaría en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando el agua de la ducha cesó, oyó a Hyukjae silbar mientras se secaba, y de pronto la puerta se abrió y asomó la cabeza y la mitad de su cuerpo.

-¿Tienes pasta de dientes?, he olvidado la mía.

Su pelo rojizo, brillante por el agua, estaba peinado y el agua le resbalaba por la frente y el cuello. Del baño salía el vapor de la duchar a sus espaldas, llevaba una toalla anudada alrededor de las caderas, pero Donghae se negó a mirara mas allá de los hombros.

Cuando sacó su bolsa de aseo la mano le tembló, y le tiró la pasta sin mirarlo a los ojos, y hasta que Hyukjae no entro al baño, él no dejo escapar la respiración que estaba conteniendo.

Quince minutos mas tarde habían salido del hotel y estaban en camino, cada uno en su propio auto. Dos horas mas tarde, pararon a comer y dar agua a los caballos, en una hora mas estarían en Mokpo.

En casa

Era como tomarse un buen trago de whisky. Se sentía bien por dentro, y de pronto supo sin duda que había hecho lo correcto. No importa lo que ocurriese después, para él salvar el rancho era lo importante.

Incapaz de contener la alegría, paró el auto, se bajó y con una enorme sonrisa fue hacia Hyukjae

-Vamos vaquero- le dijo abriendo su puerta, incluso antes de que apagara el motor- Voy a enseñarte lo que es un rancho de verdad.

El entusiasmo de Donghae lo sorprendió, siempre se había mostrado reservado y tranquilo, nunca le había visto mostrar tan abiertamente sus emociones. Le gustaba esa faceta, a pesar del cansancio sus ojos estaban brillantes por la emoción. Su sonrisa tan espontánea lo contagió de tal manera que se vio sonriendo disfrutando de antemano de lo que quisiera mostrarle. Se bajó de la camioneta y miro a su alrededor

-¿Verdad que es precioso?- susurro él alejándose unos pasos y mirar alrededor.

La verdad era una propiedad bonita, pero se parecía a los otros ranchos que él conocía. Quizás Donghae no había visto otros, pensó

-Es bonito-dijo

Donghae se acerco a él con los brazos en la cintura y el ceño fruncido

-Es más que bonito… es mío y tan pronto me deshaga de Shingho, nadie absolutamente nadie va a decirme como llevarlo.

Se dio vuelta, se montó a su camioneta y salió disparado. Hyukjae se lo quedó mirando atónito, preguntándose que le había pasado.

Donghae había estado muy callado desde que salieron del hotel. Su única conversación fue cuando le había pedido que le dejara hacer las presentaciones correspondientes cuando llegaran al rancho, a lo que el estuvo de acuerdo. Después parecía tensa… y la verdad era que le resultaba comprensible. Al fin y al cabo estaba llevando a un extraño a su casa, pero sabía que había algo más, algo que no podía identificar.

De pronto vio la casa. Era una vivienda de estilo español, techos rojos, un porche cubierto y sujeto por arcos. La casa era grande, un poco mas allá estaban los establos y dos pistas, ademas de varias casas pequeñas que debían ser de los trabajadores.

Donghae le indico por la ventanilla donde estacionar

-Vamos a entrar en un momento -le dijo una vez habían estacionado- después te acompañaré a los establos para que guardes a tus caballos.

Hyukjae lo siguió por el camino que daba a la casa. Parecía un hogar de verdad, pensó, al menos como él se lo había imaginado que seria.

Donghae se volvió hacia él y lo observó con incertidumbre.

-Le pedí a mi capataz y su pareja que se ocuparan de la casa mientras yo estaba fuera, pero ahora deben estar en su casa preparando la cena, así que estaremos solos.

Hyukjae se dio cuenta de que estaba intentando decirle que por ahora no había que dar explicaciones. Es más tenia la impresión de que se habían detenido en la casa para que tomara valor suficiente para llegar a los establos y encontrarse con sus trabajadores. Al verlo abrir la puerta un irresistible deseo se apoderó de él y lo tomó en sus brazos.

-¡¿Hyukjae que estas haciendo?!

El sonrió

-¿Que voy a hacer? Voy a pasar por el umbral de la puerta con mi esposo en brazos -le dijo, empujo la puerta con la punta de la bota. Que me ahorquen si este cuerpo no esta tan bien en mis brazos como me parecía, mejor de lo me imaginé.

Donghae se echó a reir con nerviosismo.

-Hyukjae, de verdad no tienes que hacer esto, no es como si…

Hyukjae lo interrumpió besándolo en los labios.



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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...