My Cowboy- Capítulo 8



Hacia un calor insoportable. Donghae se remangó la camisa y comenzó con la primera casilla del establo. Los caballos necesitaban una cama limpia hiciese calor o no.

Normalmente ese tipo de trabajo se hacia entes que saliera el sol, pero esa mañana se había retrasado, esa idea le hizo recordar la noche de pasión que había compartido con Hyukjae. Hacia ya un mes que se había celebrado el concurso de doma y poco a poco Hyukjae había mudado sus cosas a su cuarto, actualmente no había duda donde dormiría cada noche.

Se secó el sudor de la frente y siguió con su labor. Él y Hyukjae tenían una especie de acuerdo, sin palabras, sin promesas, sin lazos. Trabajaban juntos, cenaban juntos y dormían juntos.

¿Qué tenia de malo?, ¿Por qué no disfrutar uno del otro durante el tiempo que él estuviera ahí y después, bueno después, Hyukjae tendría su tierra y él tendría su rancho, y la vida seguiría. ¿O no?

Apoyó la frente en una pared del establo y suspiró, secándose una furtiva lagrima que corría por su mejilla. Se estaba volviendo un sentimental. Había sabido desde el principio que las cosas serian de este modo, sabia en que se había metido al decidir hacer el amor con Hyukjae.

No, eso tampoco era verdad. Nada podía haberlo preparado para el torbellino que había vivido desde aquella noche. Jamás hubiera creído que se enamoraría tan profundamente.

Pero pasó y tendría que aprender a seguir adelante el día que Hyukjae se fuera. Inspiró aire profundamente, y se obligó a pensar en forma positiva. En estos momentos tenían suficiente trabajo para pagar la letra de la deuda y el salario de los empleados. Las ganancias de la competencia habían servido para pagar los impuestos y arreglar el tractor. Ahora tenia enfrente reunir para el tejado del granero, la valla sur, ah si y el carburador de la camioneta.

Suspiró y volvió al trabajo.

No podía faltar mucho, quizás unas semanas más para tener el control del rancho. Hyukjae le había dicho millones de veces que le pagaría un abogado para enfrentar a Shingho, pero él no había aceptado. Si aceptada el dinero de Hyukjae era darle cierta autoridad sobre él, control y a eso no estaba dispuesto, no volvería a permitir que lo controlaran.

Hizo una pausa en el trabajo para recuperar el aliento. Tanto calor y humedad eran insoportable, pero aun así sonrió, la noche había valido la pena.

-Hace demasiado calor para que estés haciendo eso -Donghae se dio la vuelta al escuchar a Hyukjae. Al salir de la casa lo había dejado preparándose para ir a la ciudad. Parecía muy serio.

-No estaría haciendo esto -contesto con su mejor voz de “man fatal”- Si alguien no me hubiese tenido despierto toda la noche sin dejarme dormir.

Hyukjae esbozó una media sonrisa pero después frunció el ceño.

-Ha habido una llamada para ti del señor Lee SooMan

Donghae se apoyó en la herramienta que tenia en las manos. Tenía una cita con él al día siguiente, pero no había querido informarle a Hyukjae, no quería que se enterara.

-Gracias, lo llamare mas tarde- le dijo y siguió trabajando.

-No será necesario, ha cancelado tu cita con él. Me ha dicho que después de revisar de nuevo tu solicitud, siente tener que decirte que no puede concederte el préstamo.

¡Maldito fuese ese animal rastrero de Lee SooMan ¿Por qué carajo tenia que decírselo a Hyukjae?

-¿Porque no me habías dicho Donghae? -le preguntó alejándose de él- Aunque solo sea por una maldita vez, ¿podrías contarme tus problemas y dejarme ayudarte?

Donghae lo miró de frente

-¿Por ayudarme quieres decir prestarme el dinero?

-¡Si maldita sea! ¡Prestarte el dinero, si eso es lo que necesitas! ¿Cómo crees que me siento al saber que has acudido a un banco en vez de acudir a mí? ¿Que ni siquiera me dejes arreglarte la camioneta, aunque se este cayendo a pedazos?

Hyukjae se dio cuenta que estaba gritando, pero no le importo. Tomar la llamada le había encendido la llama. ¡Maldita fuese la independencia de ese tipo! Ya había aguantado bastante.

-Pues si te molesta lo siento, Hyukjae, pero los gastos del rancho son cosa mía y no tuya. Nuestro acuerdo era…

-¡A la mierda nuestro acuerdo!

Hubo un poco de miedo en la mirada de Donghae, pero así como se mostró así lo ocultó tras un muro de indiferencia.

-¿Estas diciendo que quieres romperlo?

-¡Por amor de dios Donghae! -exclamó- No, no es eso lo que quiero decir. ¡Lo que pasa es que creía que lo que tenemos tu y yo es algo mas que un maldito acuerdo!

El corazón comenzó al latirle a gran velocidad

-¿Lo que tenemos?

-Si, me importas tu, me importa tu rancho. Quiero ayudarte. ¿Somos socios lo recuerdas?

Le importaba él pero, solo eso, nada de amor. Solo socios

-Así es somos socios- el dolor que sentía en el pecho le hacia difícil respirar, pero aun así volvió al trabajo.- Pero no pienso tomar ningún dinero tuyo, aunque sea prestado, así que mejor dejamos el tema. Hace demasiada calor para estar discutiendo.

¡AISHHHHHHH! Condenado Donghae. Hyukjae apretó el puño viéndolo trabajar con el sudor cayéndole por el pecho, el aumento de trabajo estaba cobrando su precio en Donghae.
Tenia ojeras se había dado cuenta de que su atención había decaído en las clases de doma.

Estaba llegando al límite de sus fuerzas y se negaba a escuchar concejos. Se había mudado a su habitación, pero desde luego no había entrado en ningun otro aspecto de su vida.

Había creído que se conformaría con compartir la cama con Donghae, pero le sorprendía y le irritaba que no fuera así. Quería más, pero no tenía derecho a pedírselo, ya que sabía que él no lo podía dar lo mismo a cambio.

Se caló el sombrero. Donghae parecía a punto de desmayarse por el calor, tenía la camisa empapada de sudor. ¿Pero es que no sabia cuando debía parar?

-Sungmin -gritó con los puños apretados y el joven no tardó ni dos segundos en aparecer- ¿Te importaría limpiar esta casilla por el Sr. Lee?

Cuando Donghae hizo intento de protestar, Hyukjae dio media vuelta.

-Voy a la ciudad y voy a traer ese maldito carburador tanto si quieres como si no.

Donghae lo vio irse mordiéndose el labio inferior. No iba a comenzar una discusión frente a Sungmin, pero mas tarde hablarían.

-Gracias Sungmin- dijo forzando una sonrisa- Voy a echar un vistazo a la valla sur. Volveré más o menos en una hora.

Donghae subió a la camioneta y cerro de un portazo, maldiciendo en voz alta. Para rematar el motor no quería arrancar, después de varios intentos lo logró. “esta camioneta funciona a las mil maravillas”. Cuando Hyukjae volviese de la ciudad le diría donde podía meter el carburador.

Una hora mas tarde, estaba de pie al lado de una camioneta que no quería moverse. Había probado gritarle, hablarle con suavidad, incluso a darle golpes al carburador, pero nada había funcionado.

¡Maldita sea! Miró al cielo. El aire estaba cargado, casi irrespirable y unas nubes negras amenazaban. Nunca había tenido un tiempo como aquel, y sintió ansiedad.

Pensó en la posibilidad de volver caminando, pero se congelaría si empezaba a llover, volvió a mirar a las nubes. Quizás lo mejor fuese quedarse allí. Podría encerrarse en la cabina, al menos aquella chatarra serviría para algo.

¿Por qué estaría todo tan callado?, parece que la tierra se hubiera detenido, ni un solo ruido.

Iría Hyukjae a buscarlo al regresar de la ciudad? Se había ido hecho una furia, pero los enfados no le duraban mucho. Cerro los ojos a imaginarse la cara de “te lo dije” que tendría.

Pero había tenido razón y eso era lo que le molestaba. Quería demostrar que podía valerse por si mismo, y ahí estaba, varado, esperando que alguien fuera por él. Por que Hyukjae no podía comprender lo importante que era para él su independencia. No quería renunciar a ella, porque lo único que conseguiría seria que su marcha fuera menos difícil, por que el no podía entender?

Socios. Así los había llamado. Ni siquiera estaba seguro el porque le había molestado tanto que los llamara así. Acaso necesitaba que le recordara a cada rato que la base de su matrimonio era un acuerdo de negocios y no el amor.
Al menos para Hyukjae. Por segunda vez en el día tuvo que tragarse las ganas de llorar.

¿Cómo iba ser capaz de dejarlo marchar?

En ese momento escuchó un ruido, como un tren acercándose. El miedo le agarrotó el pecho cuando vio la espiral que se levantaba desde el suelo hasta el negro cielo.


Un tornado.



Algo pasaba. Hyukjae piso a fondo el acelerador. Estaba llegando a la ciudad cuando un presentimiento le hizo dar vuelta hacia el rancho. En esa ocasión él y Donghae hablarían claro. Estaba dispuesto a hacer lo que fuese necesario para entrarlo en razón. Tendría que hacerle entender que el ritmo de trabajo que llevaba le traería más daños que beneficios. Y si le gustaba o no iba a contratar un abogado que se ocupase del bastardo de Shingho, ano ser… que fuese el mismo quien lo hiciera.

Pero que terco era aquel condenado joven.

Pero esos no eran al mismo tiempo los potros mas divertidos de enseñar? Era difícil imaginarse a Donghae como un potro al que domar, la sola idea le hizo sonreír. Durante el día el todo profesionalismo, formalidad y terquedad. Pero por la noche, era tan hermoso, libre e indomable.

Piso a tope el acelerador. Donghae trabajaba tan duro como cualquier empleado, incluso mas, pero por las noches se entregaba a él… dios era tan dulce y suave. Le hacia desear cosas que jamás había deseado, cosas que le asustaban.

Se sobó la nuca intentando disipar la inquietud que le corría por la columna. Algo no iba bien. Lo sabía. Podía sentirlo. Pero que?

Debía ser su imaginación. Había peleado con Donghae, hacia calor, y esa maldita humedad que no lo dejaba respirar…

No le dejaba respirar. Hyukjae miró al horizonte, vio las nubes negras y reparó en la pesadez del aire, y el color. El ya había visto antes ese mismo color dos años antes.
El miedo se apoderó de él y encendió la radio.

-…el tornado esta arrasando el área de Westlake. Se aconseja a los residentes que busquen refugio inmediatamente. El tornado avanza en dirección suroeste a treinta milla por hora. Les estaremos informando a medida que podamos, esta es la lista de refugios públicos donde…

¡Mierda! Salió de la autopista, ya iba en el camino al rancho. El cielo estaba negro, pero aun no se veía rastro del tornado. Quizás no pasara por el rancho.

Paro la camioneta. Sorprendido Sungmin se levanto del bebedero que limpiaba.

-¿Donde esta Donghae?- le gritó mientras entraba a los establos.

Confundido Sungmin se limpio las manos.

-Ha salido a revisar la valla rota

Hyukjae salió corriendo

-¿Donde?- le grito mientras salía

-No se creo que fue… la valla sur, pero...

-Carajo Sungmin hay un tornado a punto de pasar por aquí y Donghae puede esta en su camino. Recuerda hazme el favor

Sungmin tragó saliva

-Al sur. Estoy seguro.

De pronto escuchó un ruido que llamo su atención. Era como un rugido. Miraron hacia el cielo, estaba allí, a la distancia, una espiral estrecha y que avanzaba.

-Ve a decirle a Yesung y a su familia que se pongan en sitio seguro. Voy a buscar a Donghae

Sungmin asintió y salio corriendo. Hyukjae se subió de un salto a la camioneta y desapareció.

En cuestión de minutos, el tornado alcanzaría la parte sur del rancho. Apretando el volante Hyukjae pisó aun más, si se podía, el acelerador. Tenia que llegar donde Donghae antes que el tornado.



Donghae veía acercarse el tornado como si fuese la figura de un gigante que no dejaba de girar. El cielo estaba negro como una tumba y el ruido del viento era ensordecedor. El remolino estaba ya muy cerca, yendo y viniendo entre el cielo y la tierra. Parecía un sueño, pero no lo era y venía directo hacia él.

“Por el amor de dios Donghae, este no es el momento para contemplar el paisaje”. Si no se movía rápido, en un par de minutos estaría montando el caballo mas feroz de toda su existencia.

Miró a su alrededor buscando un lugar donde refugiarse, pero estaba en un llano abierto. Miró la camioneta,pero rechazó la idea, no funcionaba y seguro tampoco le protegeria.

El viento tiraba de su pelo y de su ropa. ¡corre maldita sea!, ¿pero hacia donde?. Estuvo apunto de caer de espaldas, parecía como si sus botas tuvieran piedras dentro. Un conejo pasó a todo correr a su lado y se perdió a unos metro de él.

Era como una pesadilla en la que no podía respirar ni mover las piernas. El remolino se acercaba y sin pensarlo mas, dio media vuelta y corrió detrás del conejo. Por fin consiguió ponerse en movimiento sus piernas para correr lo mas rápido que en su vida había hecho.

Sin pensarlo dos veces, se lanzó por encima del montículo donde vio al conejo, y fue a aterrizar sobre una piedra. El dolor se le presentó como una neblina blanquecina y ardiente delante de los ojos, pero él parpadeó para disiparla y poder esconderse lo mejor posible. Las piedras y los arboles a su alrededor le arañaban la cara y los brazos.

Entreabrió los ojos y gritó cuando vio la camioneta salir volando como si de papel fuera, y verla caer de lado como un juguete roto.

El tornado siguió avanzando y bailando sobre la tierra, tomaba rumbo al rancho y Donghae rezó para que todos en Mokpo se hubieran puesto a salvo.

Y Hyukjae. Un gemido se le quedó atragantado en la garganta. Dios ojala no hubiesen discutido, hundió la cabeza entre los brazos. Si ese tornado lo agarraba volviendo a casa, podía no tener tanta suerte como él. El miedo le atravesó las entrañas como si fuese un cuchillo. A Hyukjae no iba a pasarle nada, tenia que estar bien.

Se puso boca arriba con una mueca de dolor cuyo origen era su brazo. Tenia los brazos arañados y sangrando, los jeans roto en la rodilla y una herida debajo. Lo peor ya había pasado. Lo único que tenia que hacer era quedarse ahí un momento mientras recuperaba el aliento.

Fue entonces cuando la negritud del cielo se fue y dio parte a la lluvia.



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